Llevaba el hábito de lana cruda a pesar del calor, el acetre del agua bendita y un estuche con los óleos sacramentales, armas primeras en la guerra contra el demonio.
Con ese mismo empuje y con el ejemplo con el que vosotros afrontáis vuestro día a día luchando ante las adversidades intentando progresar, procurando mejorar honestamente vuestra vida y la de vuestras familias.
En definitiva, Santa Elena lucha contra la falta de oportunidades para los jóvenes y busca su forma de integración con el mundo, a pesar de que algunos prefieran el aislamiento al que estaban acostumbrados.